martes, 5 de febrero de 2013

COMO EDUCAR A NUESTROS HIJOS



Claves para saber si está malcriando a su hijo
Conozca los errores más comunes al criar a sus hijos y corríjalos.
Cultivar la grosería y las malas maneras, criticar al niño continuamente, lanzarle mensajes negativos y no ponerle límites, estar en desacuerdo sobre las normas de conducta, dar rienda suelta al mal carácter. Los anteriores son algunos de los errores que más recurrentemente cometen los padres en la crianza de sus hijos, según el sicólogo y psicopedagogo Bernabé Tierno, quien explica que "si se cumplen sistemáticamente aseguran una mala crianza infantil, ayudando  a que los hijos se conviertan en seres desgraciados, cuya vida será un infierno".

Tan desolador panorama es planteado por este especialista que es además, autor de ‘Vivir en familia: El oficio de ser padres’, en donde explica que como educadores, los padres han de “aplicar una serie de recursos que contribuirán a la formación integral de sus hijos, al desarrollo de su afectividad, autoestima o conciencia moral, a fomentar su responsabilidad, autodisciplina y habilidades sociales, y usar adecuadamente el ocio y los medios de comunicación".

“Aunque abundan las malas hierbas, todavía son más abundantes los malos cultivadores”, señala Tierno (www.bernabetierno.net) en referencia a los padres en un artículo titulado ‘¿Cómo se consigue malcriar a un hijo?”, publicado en la revista especializada 'Psicología Práctica'.
Con un toque de ironía, “que a veces ayuda a comprender mejor ciertas cosas”, y por ende a evitarlas, este psicólogo enumera algunos de los errores más frecuentes en los que  incurren los padres al educar y sus preocupantes consecuencias, aunque los mayores lo hagan con las mejores intenciones.

“Mantener las malas formas, las palabras groseras, las descalificaciones y la desestabilización emocional, dejará paso al estrés crónico que enfermará a toda la familia y se ha asociado a cuatro de cada cinco enfermedades que nos aquejan. En el niño está asociado a la depresión, los problemas de conducta, la baja autoestima, la inseguridad y la timidez”, explica Tierno.

Si los padres dan rienda suelta a su irritabilidad y mal carácter, “comportándose cómo energúmenos cuando se comuniquen con su hijo y los demás, convertirán al niño en un ser completamente visceral, primario y problemático”, vaticina este experto.

Además, según el psicólogo, “lo que de verdad hace mella en el niño es la crítica diaria, esa que evalúa de continuo su conducta, etiquetándole de incapaz, insoportable o malvado. Esta cotidiana actitud negativa y estricta, hará estragos en su mente y sistema emocional. Llegará a formarse una imagen tan desastrosa de si mismo que se creerá incapaz de hacer cosas dignas de elogio”.

Si se mantiene esta cotidianeidad negativa, “seguro que se despertará en el niño el sentimiento de incompetencia, de no tener solución, de ser un caso perdido. Se habrá conseguido formar un ser autodestructivo, agresivo hacia si mismo y/o los demás, con depresión, angustia y rabia”, apunta Tierno.

Tomado de EL TIEMPO edición virtual de Febrero 5 de 2013


EDUCAR EN VALORES....

EDUCAR EN VALORES

Concebir la educación escolar como una práctica basada únicamente en la simple transmisión de conocimientos: teoremas, postulados, fenómenos del mundo físico, acontecimientos históricos..., en suma: contenidos relativos a los hechos, los conceptos o los principios, responde a un análisis o a unas visiones o creencias sin duda limitadas e incompletas respecto a los fines de la educación y al papel de las instituciones escolares.   Las personas que nos dedicamos a la educación sabemos de la importancia de proporcionar estímulos de orden diverso a nuestros estudiantes para tratar de promover aprendizajes y desarrollar capacidades también de naturaleza diversa que coadyuven a su educación integral y no sólo a su instrucción.  Esta convicción no es nueva.  Ha estado y está presente especialmente en los hábitos docentes de muchos profesores y profesoras de educación infantil y primaria, aunque no siempre compartida o, al menos, desarrollada suficientemente con prácticas concretas en etapas educativas superiores.

La educación en valores se justifica por la necesidad que tenemos los individuos de comprometernos con determinados principios éticos que nos sirvan para evaluar nuestras propias acciones y las de los demás.  Están presentes en la vida cotidiana, los manifestamos mediante conductas y también mediante opiniones expresadas oralmente o por escrito y suelen dar lugar a normas sociales.  Los valores "sirven" para guiar la conducta de las personas, son el fundamento por el cual hacemos o dejamos de hacer una cosa en un determinado momento.  Dicho de otra manera, los valores son creencias prescriptivas o, si se prefiere, principios normativos y duraderos que nos sugieren que una determinada conducta o un estado final de existencia es personal y socialmente preferible a otros que consideramos opuestos o contradictorios.

Los centros educativos tenemos planteado un triple frente en relación a la educación en valores.  en primer lugar, considerando a cada uno de nuestros estudiantes, podemos tratar de incorporar procesos de enseñanza y aprendizaje relativos a los valores morales: de la conciencia personal, del juicio, del razonamiento moral de cada cual, con el fin de que modele un estilo de vida ético personal.  En segundo lugar, si consideramos al individuo dentro de la sociedad en la que vive y en su relación con ella, aparece el ámbito de los valores cívicos y la posibilidad de promover una educación de la conciencia colectiva respecto a los principios constitucionales, para los hábitos democráticos o para la convivencia pacífica.  En tercer lugar, si consideramos al centro educativo, veremos que aquellos valores personales y sociales modelan y son modelados por los valores internos de cada institución educativa que le confieren un estilo y una cultura propia que impregnan e inspiran, en suma, su proyecto educativo institucional.

Los valores son contenidos que pueden ser aprendidos y que pueden se enseñados.  Sería deseable que no únicamente mediante la intervención de los educadores y de sus estudiantes a través de las áreas curriculares o de las enseñanzas transversales.  No sólo la educación cívica o moral plantean contenidos relativos a los valores.  La educación sexual y para la salud, la del consumidor, la educación medio ambiental, la educación para la igualdad entre las personas o la educación vial incluyen contenidos relativos a conceptos y a procedimientos, pero también se refieren sobre todo a valores y actitudes.  Los aprendizajes deberían ser promovidos igualmente a través de la imitación de modelos y de prácticas propias de la vida cotidiana observables en la institución educativa y en las familias de nuestros estudiantes y, a la vez, a través de las distintas áreas curriculares con la contribución decidida y compartida por el equipo docente.

La educación en valores sugiere el empleo de un conjunto de estrategias didácticas muy específicas.  Utilizar los juegos de simulación, los debates, las mesas redondas, el comentario de películas, de noticias de actualidad recogidas de los medios de comunicación o el análisis de un hecho acaecido en la propia institución son, entre otras, alternativas apropiadas que contrastan a menudo con las estrategias didácticas oportunas para otros contenidos y aprendizajes.

Que los valores pueden enseñarse y aprenderse y que ello requiere determinadas estrategias didácticas son dos de los principios en los que se fundamenta el trabajo del equipo docente y demás miembros de la comunidad educativa.

Tomado del texto de Serafí Antúnez.
Facultad de Pedagogía 
Universidad de Barcelona