martes, 5 de febrero de 2013

EDUCAR EN VALORES....

EDUCAR EN VALORES

Concebir la educación escolar como una práctica basada únicamente en la simple transmisión de conocimientos: teoremas, postulados, fenómenos del mundo físico, acontecimientos históricos..., en suma: contenidos relativos a los hechos, los conceptos o los principios, responde a un análisis o a unas visiones o creencias sin duda limitadas e incompletas respecto a los fines de la educación y al papel de las instituciones escolares.   Las personas que nos dedicamos a la educación sabemos de la importancia de proporcionar estímulos de orden diverso a nuestros estudiantes para tratar de promover aprendizajes y desarrollar capacidades también de naturaleza diversa que coadyuven a su educación integral y no sólo a su instrucción.  Esta convicción no es nueva.  Ha estado y está presente especialmente en los hábitos docentes de muchos profesores y profesoras de educación infantil y primaria, aunque no siempre compartida o, al menos, desarrollada suficientemente con prácticas concretas en etapas educativas superiores.

La educación en valores se justifica por la necesidad que tenemos los individuos de comprometernos con determinados principios éticos que nos sirvan para evaluar nuestras propias acciones y las de los demás.  Están presentes en la vida cotidiana, los manifestamos mediante conductas y también mediante opiniones expresadas oralmente o por escrito y suelen dar lugar a normas sociales.  Los valores "sirven" para guiar la conducta de las personas, son el fundamento por el cual hacemos o dejamos de hacer una cosa en un determinado momento.  Dicho de otra manera, los valores son creencias prescriptivas o, si se prefiere, principios normativos y duraderos que nos sugieren que una determinada conducta o un estado final de existencia es personal y socialmente preferible a otros que consideramos opuestos o contradictorios.

Los centros educativos tenemos planteado un triple frente en relación a la educación en valores.  en primer lugar, considerando a cada uno de nuestros estudiantes, podemos tratar de incorporar procesos de enseñanza y aprendizaje relativos a los valores morales: de la conciencia personal, del juicio, del razonamiento moral de cada cual, con el fin de que modele un estilo de vida ético personal.  En segundo lugar, si consideramos al individuo dentro de la sociedad en la que vive y en su relación con ella, aparece el ámbito de los valores cívicos y la posibilidad de promover una educación de la conciencia colectiva respecto a los principios constitucionales, para los hábitos democráticos o para la convivencia pacífica.  En tercer lugar, si consideramos al centro educativo, veremos que aquellos valores personales y sociales modelan y son modelados por los valores internos de cada institución educativa que le confieren un estilo y una cultura propia que impregnan e inspiran, en suma, su proyecto educativo institucional.

Los valores son contenidos que pueden ser aprendidos y que pueden se enseñados.  Sería deseable que no únicamente mediante la intervención de los educadores y de sus estudiantes a través de las áreas curriculares o de las enseñanzas transversales.  No sólo la educación cívica o moral plantean contenidos relativos a los valores.  La educación sexual y para la salud, la del consumidor, la educación medio ambiental, la educación para la igualdad entre las personas o la educación vial incluyen contenidos relativos a conceptos y a procedimientos, pero también se refieren sobre todo a valores y actitudes.  Los aprendizajes deberían ser promovidos igualmente a través de la imitación de modelos y de prácticas propias de la vida cotidiana observables en la institución educativa y en las familias de nuestros estudiantes y, a la vez, a través de las distintas áreas curriculares con la contribución decidida y compartida por el equipo docente.

La educación en valores sugiere el empleo de un conjunto de estrategias didácticas muy específicas.  Utilizar los juegos de simulación, los debates, las mesas redondas, el comentario de películas, de noticias de actualidad recogidas de los medios de comunicación o el análisis de un hecho acaecido en la propia institución son, entre otras, alternativas apropiadas que contrastan a menudo con las estrategias didácticas oportunas para otros contenidos y aprendizajes.

Que los valores pueden enseñarse y aprenderse y que ello requiere determinadas estrategias didácticas son dos de los principios en los que se fundamenta el trabajo del equipo docente y demás miembros de la comunidad educativa.

Tomado del texto de Serafí Antúnez.
Facultad de Pedagogía 
Universidad de Barcelona 


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